Con esta ilustración recuperamos el espíritu de las primeras coprografías, pues se trata de un esbozo rápido realizado entre cervezas sobre la cálida barra de mi bar favorito, y en la mejor de las compañías posibles.
Tomando como lejana inspiración las olimpiadas de Pekín, pretendí representar a un corredor de maratón que atravesaba la línea de meta con su enorme falo, pero el dulce efecto de la cebada hizo que al final todo acabase como suele acabar en esta bitácora.