viernes, 28 de marzo de 2008

EL JOROBADO DE COPRODAME






Dice la leyenda que poco después del proceso de mutación volvieron a oirse repicar la campanas de la vieja catedral de la ciudad... con la única diferencia que ya su toque no era metálico y musical, sonaba más bien como si alguien azotara a una vaca con un morcón ibérico, seguido de aullidos de éctasis que más de uno identificaba con lamentos de dolor de almas en pena al contemplar de qué modo había degenerado la especie humana.

Por suerte, nuestros científicos descubrieron que tal fenómeno se debía a una causa menos sobrenatural y más biológica:

El monaguillo que antaño se encargaba de tocar las campanas, temiendo los ataques de los Hombres Anchos, se había refugiado en la sacristía junto a una gitana joven habitual de la parroquia. Aunque lograron evitar la furia de tales seres, no consiguieron evadir el proceso de mutación y con el tiempo acabaron evolucionando en criaturas inespecíficas de apabullante potencia sexual - y de imaginación desbordante para canalizarla.

Actualmente siguen residiendo en la antigua catedral, y formalizaron su relación recientemente en una ceremonia que ocupó todas las portadas de revistas del corazón de Mundo Coprográfico.
Desde aquí les auguramos largos años de felicidad y muchas campanadas.

3 comentarios:

abaddon dijo...

esas kampanas deben sonar de la "leche" komo ha kambiado el kuento jejeje buena ahi

Aspiepower dijo...

¡Vivan los novios! Y que esas campanas repiquen para goce mutuo durante muchos lustros.

Mael.

JC : dijo...

creo que es lo más original que he visto en mucho tiempo.

un 10 por esa parte entumecida y enferma que se alberga dentro de tu cráneo.