Por petición popular, hago pública esta impactante -y poco frecuente- instantánea de una MUJER ANCHA durante los treinta y cinco minutos que dura su periodo anual de celo.
En ese breve paréntesis, las glándulas de la Mujer Ancha segregan cantidades industriales de feromonas, por no mencionar la marejada de pingües flujos que desbordan sus cavidades vaginales tras un largo año de represión y almacenamiento.
Por ese motivo, todos los Hombres Anchos de las cercanías - y algún que otro Hombre Caracol- son atraídos en tropel hasta este momentáneo tonel de lujuria, y deben luchar a muerte entre ellos por obtener el privilegio de cubrirla, ya que pasados estos treinta y cinco minutos de delirio, la mujer caracol experimenta un repentino proceso físico que inhibe todo su líbido y genera acometidas de mala hostia que bastan para poner en fuga incluso al más pintado de Mundo Coprográfico.
Para más inri, la mujer ancha sólo puede aparearse UNA VEZ durante el celo, así que el proceso de rechazo puede iniciarse justo después de su orgasmo... aunque todavía sobren minutos para que otro ardiente amante consuma su deseo.
Imagino que ahora comprenderéis de dónde proviene el proverbial mal humor de los Hombres Anchos.
Por suerte, la hembra siempre queda preñada. Si el afortunado ha sido un Hombre Ancho, nacerá un Bebé Ancho... pero si ha sido un Hombre Caracol... que dios nos coja confesados.
2 comentarios:
Ya era hora de que dibujaras el lúbrico objeto de deseo de los hombres anchos... levabamos tiempo pidiéndote tan espectacular documento. Ante esto, los documentales del National Geografic sobre apareamiento animal quedan reducidos a memeces.
Ahora que lo has mencionado no puedes librarte, chaval; ya no te queda más remedio que mostrarnos el por qué Dios nos debe pillar confesados si un hombre caracol preña a una mujer ancha. De esa no te vas a escaquear, así que curratelo.
Saludos, Mael.
Cuando puedas echa un vistazo a mi blog: http://yomiteclado.blogspot.com/ donde te hago una promoción del tuyo.
Un saludo, Mael.
Publicar un comentario